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Inauguración: 14 de junio de 2005, 1930 hrs.

Ocupando casi la totalidad del segundo piso del MAC - Espacio Quinta Normal, esta muestra reúne la obra de 18 artistas argentinos bajo la selección de Sonia Becce, curadora trasandina quien desde 1985 trabaja en proyectos vinculados a la producción de artistas jóvenes y quien se ha desempeñado como coordinadora de las cuatro ediciones del Programa de Becas para artistas jóvenes, dirigido por Guillermo Kuitca.

Continuando su itinerancia por Latinoamérica (Brasil, Guatemala, Panamá y Venezuela), llega a Santiago esta muestra que reúne a jóvenes representantes del arte contemporáneo argentino. Se exhibirán fotografías, dibujos, diseño de moda, pinturas, instalaciones, esculturas y web-art.

Bajo el título del ensayo sociológico de Domingo Faustino Sarmiento, obra clásica de la literatura argentina, se agrupan las obras de una selección de artistas, "en función -según palabras de la curadora- del impacto con el que ellos contribuyen al modo de entender el arte de nuestros días".

"La intención de esta muestra es proponer algunas señales, indicios que permitan dibujar un mapa, entre los muchos posibles, de la creación artística en la Argentina. La diversidad de sus trabajos en video, fotografía, dibujo, pintura, diseño de moda, instalaciones, arte de red y escultura, hace imposible articularlos en una única lectura totalizadora", añade Becce.

"Civilización y Barbarie refleja las preocupaciones de estos artistas como un correlato de cuestiones más generales que se han dado en el ámbito de las artes plásticas en los últimos tiempos: cruces e hibridización de disciplinas artísticas y extra-artísticas, nuevas narrativas en fotografía y video, la interactividad como modo de acercamiento a la obra, renovación de las fuentes de inspiración y apropiación (antes dejadas de lado por banales), advenimiento de nuevas tecnologías que implican experiencias inaugurales en la aproximación al trabajo artístico, la música y la producción de eventos performáticos como parte asociada a la presentación de las obras, el rescate y la valoración del trabajo artesanal, la permeabilidad a la situación social y política circundante y la indagación en poéticas no estereotipadas de la utilización del cuerpo como metáfora".

Los artistas, según la curadora:

Ernesto Arellano. Sus obras comparten cierto aire de familia con los personajes del manga japonés, elemento inspirador de su trabajo. En sus esculturas recientes, el artista trasmuta a esos seres de su propia creación, generando un sorprendente número de piezas de enigmática apariencia, construidas en cera y luego llevadas al bronce, perpetuándolas irónicamente como objetos de culto y contemplación.

Diego de Aduriz y Manuel Brandazza trabajan juntos desde el año 2000. Las colecciones que lanzan puntualmente dos veces al año, son performances en las que los artistas no sólo son responsables del diseño de las prendas, sino también de la música, las luces y el decorado. Vestidos, pantalones, camisas, tapados y algunos de los objetos emblemáticos de su marca, son pensados como perfectas obras escultóricas, cuidadas y plenas de detalles, que permiten acercarse al universo del diseño de moda como categoría artística.

Javier Barilaro escribe y pinta. Su interés manifiesto por el relato cotidiano, la imaginería de una clase social suburbana y sus modos de diversión y ocio, son recreados en cuadros inspirados en los afiches publicitarios que anuncian las presentaciones de grupos de música popular. Sus telas son también el soporte útil, que el artista usa para condensar fragmentos de información biográfica.

Washington Cucurto, Fernanda Laguna y Javier Barilaro son los responsables de un solidario proyecto editorial, ELOÍSA CARTONERA, en el que se han embarcado hace casi dos años y que lleva publicados más de cincuenta libros. La inclusión social, ha sido lograda silenciosa y tenazmente a partir de la edición de textos de autores reconocidos, cuyos libros llevan tapas de cartón pintadas a mano, provistas y producidas por "cartoneros"; hombres y mujeres desempleados que recorren las calles diariamente y que han encontrado en la recolección y reciclaje, un modo precario de subsistencia.

Fabián Bercic construye su obra manualmente en sucesivas etapas, mezclando químicos, haciendo moldes, pintando sus angelitos a mano, con extremo rigor y detalle. Los muñecos son una síntesis personal entre una fuente indudablemente oriental y el catolicismo que forma parte de su bagaje y formación cultural. Los rostros plácidos y bellos pertenecen a ángeles que tienen asignada una virtud o poder sobre las cosas o las enfermedades, posibles de advertir por las pistas de algún atributo que el artista se encarga de incorporar. En la obra acerca del Vía Crucis, las 14 estaciones del martirio, muerte y resurrección de Cristo están representadas por otras tantas estructuras coloridas, conteniendo imágenes de ángeles con expresiones sobrecogedoras de dolor y resignación.

Diego Bianchi, busca con su obra y busca para su obra. Las cajas de telgopor que sirvieron en algún momento para albergar un electrodoméstico, abandonadas por inútiles e inservibles, son apiladas para construir sus edificaciones monumentales. Suele apoderarse también, de obstáculos y accidentes de la calle, alterando su volumen por la inclusión de insospechados elementos y envolviendo la masa resultante con plástico adherente. En sus intervenciones más recientes, fija a fuego membranas de protección y aislamiento de techos, haciéndolas "estallar" en paredes y superficies exteriores.

El estudio de Flavia Da Rin es una encantadora caja de Pandora de donde salen dibujos trabajados con programas de computadora, algunas fotos con amigos (vistosamente ataviados para las puestas en escena de cuadros bíblicos), algunas fotos de amigos (escenas de lucha con fondo del puerto de Buenos Aires) y autorretratos iridisados en los que ella y sus clones son los personajes. Desde hace un tiempo trabaja intensamente en sus cuadernos de bitácora, compendios repletos de dibujos en colores flúo, collages y anotaciones casuales que funcionan como una biblioteca ambulante de imágenes, de donde Flavia extrae algunos de los apuntes para sus obras.

Lola Goldstein dibuja y pinta sobre delicados papeles, que a veces también recorta con tijeras de corte ondulado. Las herramientas y materiales que usa, son las de un niño de jardín infantil. Sus paisajes parecen salidos de un libro de estampas japonesas y algunos de los personajes remedan extrañas criaturas, posibles habitantes recreados, de alguna fábula conocida. La levedad y lo intangible, son condición fundante y preocupación recurrente en sus trabajos sobre papel.

Daniel Joglar es un arqueólogo urbano y refinado. Muchas veces encuentra los materiales para sus obras en librerías de barrio, como es el caso de las resmas de papel de colores, post-it, chinches, ganchos y broches, que apila y reúne escrupulosamente. En otros casos son los brillantes objetos de las casas de cotillón la materia prima para su trabajo o como últimamente, la naturaleza es la que se incorpora y provee restos de ramas gastadas y blanqueadas por años a la intemperie. El agrupamiento meticuloso en sus mesas de trabajo ordena el mundo en un bello clima de calma reflexión, estudiada simpleza y poética profunda, donde el azar no participa ni interviene.

Ruy Krygier narra en sus elaborados videos, historias disparatadas y complejas, con situaciones no exentas de humor, sarcasmo e ironía. Verdaderos productos acabados de un artista atento a las características bizarras de algunas escenas cotidianas, varios de ellos han sido editados en cámara, en los que el artista es autor, director y protagonista múltiple. En la obra Telgopor del año 1997, el personaje (Ruy) se dedica a apilar piezas de ese material, en infructuoso y recurrente esfuerzo, a pesar del cuál no logra mantener la estructura en pie.

Silvana Lacarra materializa el silencio, y encierra el aire con sus construcciones geométricas puras y precisas. Los colores y sus matices, a veces apenas perceptibles, el brillo y la textura de la fórmica, corporizan las piezas de piso y sus trabajos de pared. Silvana es una artista que se niega a disciplinar los materiales con los que trabaja y su obra exige la contemplación demorada y profunda.

Miguel Mitlag congela situaciones con su cámara, pero sus fotografías no son instantáneas ni retratos de alguna situación fortuita, sino que funcionan a modo de naturalezas muertas, en las que los personajes (casi siempre él mismo) participan de la composición con igual valoración plástica que un mueble, un instrumento o algún objeto; partes de un acotado repertorio de su interés, que Mitlag ordena en diferentes variantes cuando construye sus tomas.

Eduardo Navarro trabaja sus desmañadas estructuras inflables con la misma certeza que los improbables protagonistas de sus dibujos. A los primeros corresponden el colectivo escolar descascarado, un precario jardín de invierno y la cabeza de un conejo sacado de un cómic; todos ellos parte del universo fuera de escala de Navarro, al igual que la cabaña en la que trabaja desde hace meses como parte de un proyecto hábitat. Esa construcción cuyo sincretismo disparatado resulta sorprendentemente verosímil, amalgama un cottage de montaña con una típica pagoda, con su interior poblado de lugares comunes y a la vez de situaciones entrañables. Déborah Pruden pinta sus óleos de paisajes y su reciente galería de retratos coloridos, con una primitiva apariencia de pinceladas espontáneas. La composición, las alusiones y temas de sus pinturas reproducen la atmósfera indulgente de la pintura a plein air, en las que Pruden controla activamente el resultado. En sus cuadros, la pintura fluye como materia y como categoría artística.

Los videos de María Inés Szigety son el resultado de muchas horas de grabación, pero aún muchas más de edición. Hablan de dualidades, encuentros y desencuentros, comunicación e incomunicación, del hablar y no decir. Su interés por el lenguaje y los silencios como parte del mismo, han sido esenciales en Agustín, Poema Discurso y Palabras en blanco. En la obra Cambios, la propia artista en un ritual ordenado y paciente, engrampa progresivamente su ropa a una silla hasta no poder moverse, momento en el que reinicia con igual cautela la operación inversa, que culmina al librarse de la inmovilidad autoinfligida.

Las fotografías de Guillermo Ueno, carecen de toda afectación o artificio artístico. Con su cámara es testigo discreto de las escenas que retrata. Es un fotógrafo que sabe y puede esperar la composición perfecta para su toma. Las fuentes de inspiración son situaciones de familias o circunstanciales encuentros de amigos que captura en planos cortos de impecable elegancia. El trabajo con la luz es determinante, y le permite valorar volúmenes y diferenciar protagonismos entre los personajes.

Mónica Van Asperen trabaja desde hace muchos años experimentando materiales y medios; poniendo en práctica sus proyectos largamente elaborados. Las fotografías incluidas en esta muestra son parte de series en la que explora nuevamente el cuerpo, sus misterios e implicancias. El barro cálido reúne a los personajes en algunas de sus fotos de cuerpos texturados. Otra es la textura presente en los rostros, torsos y cuerpos envueltos en globos de colores, velados total o parcialmente en los trabajos de series anteriores.

Judith Villamayor trabaja en un taller-sala de operaciones virtual-media-lab, atiborrado de computadoras, scanners, impresoras y webcams. El equipamiento tecnológico de última generación se mezcla con esculturas hechas a partir de imágenes de vírgenes de yeso blanco que se consiguen en santerías de la zona del Abasto donde vive desde hace un año. Las vírgenes son re-construidas capa sobre capa con vela de colores derretida a las que les ha amarrado con cintas y a modo de diario de vida, los restos de alimentos consumidos durante esa jornada. En el proyecto para vía pública de sus afiches porno, realiza la operación inversa, de-construyendo con la ayuda de agua las imágenes bajadas de la web e impresas a gran escala.

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Civilización y Barbarie = Argentinos Contemporáneos
Kurator: Sonia Becce

mit Diego de Aduriz, Ernesto Arellano, Monica van Asperen, Javier Barilaro, Fabian Bercic, Diego Bianchi, Manuel Brandazza, Washington Cucurto, Lola Goldstein, Daniel Joglar, Ruy Krygier, Silvana Lacarra, Fernanda Laguna, Miguel Mitlag, Eduardo Navarro, Flavia da Rin, Maria Ines Szigety, Guillermo Ueno, Judith Villamayor